miércoles, 24 de octubre de 2012

En reconocimiento a la figura solitaria del árbitro...

... quiero rendir un homenaje a aquellos que ejercen una labor tan oscura e ingrata como es la de impartir justicia deportiva en un terreno de juego. Como en todas las profesiones y ocupaciones de la vida, también el árbitro está sujeto a la falibilidad. Si no fallara no sería humano. Si incluso los árbitros de nivel élite se equivocan, con varios asistentes, con muchos más medios y con mejor preparación, cómo podemos pretender que no se equivoquen.
Es un ejercicio de responsabilidad el tratar de comprender la difícil tarea que se les presenta delante, cada domingo, cuando tienen que tomar decisiones que pueden provocar que se exalten os sentimientos de cientos de personas en apenas unos cuantos metros cuadrados.

Hace unos días cayó en mis manos un blog de un árbitro de fútbol el cual expresaba sus sensaciones tras un partido de rivalidad local. Como considero que es tan positiva como necesaria la lectura de esta entrada os la dejo por aquí:

http://elreinodelesfuerzo.wordpress.com/2012/10/22/ya-esta-bien-de-permanecer-en-silencio/#comment-26

y, una vez leído, me siento en la responsabilidad de hacer entender a la gente que no todo vale en un terreno de juego. Nunca he admitido el insulto ni la mofa, nunca he admitido la agresión física o moral. Entiendo que la gente proteste tras determinadas decisiones arbitrales, porque esto forma parte del mundo del fútbol, pero bajo ningún concepto se puede permitir la agresión.

De la misma manera pienso que Federación debería prestar mayor apoyo y ayuda a los colegiados, cuidarlos un poco más y supervisar los nombramientos de cada jornada. No se puede mandar un árbitro sin apenas preparación o nula experiencia a dirigir partidos en campos donde se congregan 200 espectadores porque no aguantan la presión. Y la gente esto lo nota, acrecentándose el efecto.

En definitiva: estamos ante una labor común de concienciación, una doble tarea que nos incluye a los dos bandos (en realidad formamos parte del mismo bando: el bando del fútbol) árbitros y clubes, que debemos cuidarnos y respetarnos los unos a los otros.

Desde aquí mi mando mi humilde homenaje y reconocimiento a la figura del colegiado, tan sólo en muchas ocasiones y tan desprotegido siempre ante una tarea tan desagradecida (y tan gratificante en lo personal, imagino) como es la de dirigir un partido de fútbol.

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